Ya han pasado 48 horas desde la increíble jornada sabatina
en la que tuvo lugar la bendición e imposición litúrgica de la corona a la
Reina de San Ramón, y pasado ese tiempo «de enfriamientoۛ» es hora de hacer
balance del acontecimiento.
Rondaban las cinco de la calurosa tarde del sábado cuando a
lo lejos comenzaban a sonar los acordes de ordinario de la Agrupación Musical
Virgen de los Reyes de Sevilla y los primeros cofrades se agrupaban a lo largo
de la Calle La Plata, (parece que ni el sol de justicia que hacía quería
perderse el evento), y el público asistente (entre el que se encontraban
personas llegadas de diversas zonas de Andalucía y Murcia) comenzaba a murmurar
comentarios: «el paso es un barco, ya verás…y la Virgen tiene una cara…verás,
verás» -se oía por encima del resto-.
Al fin se abrió el portón de la casa hermandad de Jesús y
comenzaron a salir los primeros miembros del cortejo, entre los que se
encontraban un gran número de mantillas, representantes del Paso Blanco de
Huércal-Overa y de las Hermandades Veratenses, miembros honoríficos y
directivos de la Hermandad de NP Jesús y, entre ellos, D. Fernando Marmolejo, orfebre
sevillano autor de la corona (y Prioste de la Esperanza Macarena); D. Enrique
Ruiz Flores, imaginero cordobés autor de la talla de la Virgen y D. Antonio
Santiago, capataz de la Esperanza Macarena de Sevilla. Acto seguido sonó el
himno nacional y la señora vio por fin la luz de la calle entre aplausos,
miradas atónitas, cámaras y móviles que la grababan.
Daban las seis de la tarde cuando, escoltada por un ejército
de tricornios sevillanos llegó al corazón de Vera, la Plaza Mayor donde, tras
una misa de campaña, le fue sustituida su característica diadema por una
magnífica corona de oro salida del taller de D. Fernando Marmolejo Hernández,
la cual se encargaron de imponer el cura párroco de Vera y consiliario de la
Hdad., D. Carlos Fortes junto al Hermano Mayor de la corporación nazarena, D.
Antonio Cano. También fue bendecido el Cristo Yacente que procesiona en el
regazo de la Virgen, con la advocación de «Cristo de la Caridad», vinculando
así a las Hijas de la Caridad y a la Hermandad que, en seña de hermanamiento,
decidió becar a uno de los niños que se encuentran al cuidado de la citada
orden.
Acto de hermanamiento entre la congregación de las Hijas de la Caridad y la RANPJN |
Alrededor de las ocho y media de la tarde/noche la Piedad
salía de la Plaza Mayor con su espléndida candelería encendida -es singular
detalle, ya que en Semana Santa la cofradía procesiona de día, en la mañana del
Viernes Santo- y las calles de Vera se inundaban de dulzura, incienso y sones
sevillanos ante el deleite de veratenses -y no veratenses- que asistieron
multitudinariamente al evento.
Sobre las diez de la noche La Santísima Virgen de la Piedad
y Cristo de la Caridad visitaban la Ermita de la Patrona entre el repique de
sus campanas y el recibimiento de la comitiva de la Hermandad de las Angustias
y sobre las once y media de la noche llegaba la Piedad a su casa, donde
aguardaba un radiante Nazareno vestido de Blanco para la ocasión para,
finalmente, entrar a los sones del Himno nacional hasta el próximo Viernes
Santo.
Como actos previos en las vísperas de la salida
extraordinaria destacan las ponencias que tuvieron lugar a lo largo de toda la
semana, especialmente las protagonizadas el jueves por Fernando Marmolejo, José
Antonio Grande de León (autor de la saya que estrenó la señora y que fue donada
por su cuadrilla), Enrique Ruiz flores y el viernes, por el capataz Antonio
Santiago.
Desde Semana Santa Veratense expreso mi más sincera
enhorabuena a la Hermandad, tanto por el éxito del evento, como por haber sido
capaz de reunir a tantísimo talento alrededor de la señora y traerlo a nuestra
ciudad. Una vez más, la Real Archicofradía, lo volvió a hacer…
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