domingo, 14 de enero de 2018

La historia que nos robaron...

Las Tres Marías, Los Doce Apóstoles, La Cruz de los Azotes...a tí, que lees esta publicación, más que probablemente sean frases que apenas te suenen (desafortunadamente, es normal). Pero a mí sí me suenan o, mejor dicho, me resuenan. Y me resuenan y redundan en mi cabeza como ecos de nuestros abuelos que, después de la Guerra Civil, relataban la grandeza de la Semana Santa de nuestra ciudad antes del Conflicto. Aquellos pregones (que no se reducían al Pregón del Ángel ni al Pregón del Judío, ni mucho menos) y aquellas imágenes que desaparecieron pasto de las llamas (en definitiva, pasto del odio). Y es que, conforme pasa el tiempo, uno empieza a darle vueltas al tema y a preguntarse cosas, como por ejemplo, cómo habrían sido aquéllos Domingos de Ramos en Vera en los que procesionaba el Misterio de la Santa Cena (popularmente llamado ``los doce apóstoles´´), perteneciente a la Hermandad de la Virgen; cómo habría sido el antiguo Cristo de la Columna (advocación que con gran acierto recuperó la Hermandad en 1999); La conocida como ```Cruz de los Azotes´´, una imagen de María Magdalena ante una Cruz que procesionaba con la Hermandad de Jesús; el Misterio de las Tres Marías (Maria Magdalena, María Salomé y María de Cleofás), perteneciente también a la Hermandad de la Virgen o el Anterior Sepulcro (y su cristo articulado sobre el cual hay mucho que descubrir). Se trata de obras de arte, verdaderas joyas perdidas. Cuesta mucho imaginarse cómo serían las antiguas imágenes del anterior Misterio de la Oración en el Huerto, o del anterior Lavatorio (con un San Pedro muy característico, y un parecido asombroso a alguna obra de Nicolás de Bussy...), el anterior Resucitado o el predecesor del actual Nazareno. En fin...nunca sabremos cómo fueron aquéllos pedazos de nuestra cultura que ardieron en el 36 en la Plaza de Toros, cómo sonaban los pregones que relataban los Evangelios ante el Cristo de la Misericordia, ni las letanías que se rezaban a la Virgen de las Angustias desde los balcones de las casas...nunca sabremos cómo era la historia que nos robaron.

                           

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